domingo, 25 de noviembre de 2007

Día 11 - La noche de la muerte (2 de octubre)

3er día en Colonia.

Por la mañana vamos a ver la universidad de Köln, donde damos de comer el pan de desayuno a los patos, solo deciros que ni ellos lo querían.


Después de que los patos nos deseasen la muerte, fuimos a otro museo, el del chocolate. Por supuesto solo entramos a mear en los baños del museo, fieles a nuestra costumbre. En nuestra defensa diré que la entrada valía 4€ y no incluía el comer chocolate, solo verlo.

Por la tarde un paseo de los nuestros, observar a estas alturas como estaban los pies de Ángel.


A llegar a la habitación, recordais que teniamos una habitación de 8 pero con dos literas a cada lado de la habitación separadas por una puerta, descubrimos que teníamos un nuevo visitante, pero que nunca apareció, solo su mochila. No sabemos si el compañero fantasma salio despavorido por nuestra colada o estaría de fiesta en el teatro, que era un sitio de fiesta al que pasamos a la 1 de la tarde y seguía abierto.

Mención especial debería hacer a nuestras otras 4 compañeras de habitación, sobretodo a dos de ellas. Ellas se acostaban a las 10 de la noche y se levantaban a las 10 de la mañana, no sabemos que harían durante el día, pero yo apostaría a que picando piedra para la catedral. La mujer en cuestión tenía un diário donde contaba las impresiones sobre las ciudades que había visitado, todas ellas con un encabezado donde en una palabra definía lo que le había parecido la ciudad es cuestión, por ejemplo, en Valencia ponía: Valencia: "Hot", pero claro, si duermes 12 horas de noche claro que Valencia es "Hot", si quereis saber cómo diablos sabemos lo que puso en su diario hablad con Pablo. Y direis, "joe, pues luego se levantarían partiendo el aire", nada más lejos, las muchachas se levantaban con una cara de sueño que parecía que regresaban de fieta toda la noche. De las otras dos compañeras, había una que se puso malita y decidimos ayudarla, aunque nunca recibimos gratificación por su parte...


Por la noche cenamos unas salchichas con patatas un poco extrañas, kartoffell o algo así, muy raras. Nosotros las definimos como patatas de cartón, creo que eso lo dice todo.



Después, decidimos que era el momento de pegarnos una buena salida nocturna, asique, cerveza en mano, salimos a buscar algo. Y encontramos el "Stadtvenlo". Allí conocimos a una tiparracas. Seguramente oireis versiones de que les robé el tabaco y las muchachas se enfadaron, pero la verdadera historia esque yo ví una cosa amarilla sobre la barra y pensé que era un panfleto de publicidad, y decidí conjerlo para ver que decía, para mi sorpresa resultó ser tabaco de liar de las muchachas y fué por este suceso por lo que las conocimos con nuestro inglés de barbate.



Después de estar un ratico allí y ponernos bastante tibios, decidimos volver al albergue paseando con el temor de perderse por la Colonia alemana.


Al llegar al albergue, típicas fotos de borracho... en el suelo, lamentable.






En ese momento se habrio una puerta, pero pocos recordamos el suceso.


Por fin llegamos a la cama bastante tarde, pues al día siguiente deberiamos "madrugar" para el desayuno y dejar el alergue antes de las 10 y partir hacia el próximo destino: Armsterdam. Pero ya sabeis, eso será otra entrada.

1 comentario:

  1. ¡Anda si llevo puestos los calcetines de la izquierda! Que casualidad.
    Me pareció fatal que la compañera fuerte ni nos diera las gracias
    Sigo sin saber como las pseudopatatas consiguieron convertirse en algo sólido al cocerse.

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